4. El Santo Padre ha insistido en varias ocasiones sobre estos temas, especialmente en las EncÃclicas Redemptor hominis, Dives in misericordia y Laborem exercens. Las numerosas intervenciones recordando la doctrina de los derechos del hombre tocan directamente los problemas de la liberación de la persona humana respecto a los diversos tipos de opresión de la que es vÃctima. A este propósito es necesario mencionar especialmente el Discurso pronunciado ante la XXXVI Asamblea general de la O.N.U. en Nueva York, el 2 de octubre de 1979[14]. El 28 de enero del mismo año, Juan Pablo II, al inaugurar la III Conferencia del CELAM en Puebla, habÃa recordado que la verdad sobre el hombre es la base de la verdadera liberación[15]. Este texto constituye un documento de referencia directa para la teologÃa de la liberación.
Un Encuentro Entre la Verdad y el Error: Un estudio de varias doctrinas teol
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17. En esta presentación integral del misterio cristiano, será oportuno acentuar los aspectos esenciales que las teologÃas de la liberación tienden especialmente a desconocer o eliminar: trascendencia y gratuidad de la liberación en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, soberanÃa de su gracia, verdadera naturaleza de los medios de salvación, y en particular de la Iglesia y de los sacramentos. Se recordará la verdadera significación de la ética para la cual la distinción entre el bien y el mal no podrá ser relativizada, el sentido auténtico del pecado, la necesidad de la conversión y la universalidad de la ley del amor fraterno. Se pondrá en guardia contra una politización de la existencia que, desconociendo a un tiempo la especificidad del Reino de Dios y la trascendencia de la persona, conduce a sacralizar la polÃtica y a captar la religiosidad del pueblo en beneficio de empresas revolucionarias.
(3) La traducción de una experiencia de raigambre hebrea de Dios a términos griegos, no puede sino alertar a la teologÃa. En un asunto tan delicado como el de la "fe", aun cuando el Nuevo Testamento utilice pistis, cabe recordar que la actitud en cuestión se configura en relación a conceptos bien distintos de Dios. De aquà que el uso de pistis ha podido perfectamente extraviar a las generaciones de cultura griega posteriores a las del Nuevo Testamento, y a la teologÃa basada en ella. A este propósito Manuel Gesteira recuerda la feliz distinción MartÃn Buber (Dos modos de creer, 1950), filósofo judÃo, entre la fe más genuinamente judÃa entendida como fidelidad personal (emuna) a alguien (a Yahvé, el Dios bÃblico), de la fe como pistis o asentimiento intelectual a algo (un conjunto de verdades, como a las que adhirió posteriormente el cristianismo en un ambiente helenÃstico). La fe veterotestamentaria tiene lugar en una relación de encuentro y de diálogo entre Dios y el hombre, activado por el amor-fidelidad de Dios que suscita en el hombre una respuesta equivalente. "Esta fe emuna implica una seguridad y una firmeza absolutas, basadas en la veracidad y la fidelidad que Dios mismo es y que Él nos brinda: porque creo-confÃo en ti, te creo; y no viceversa" (Manuel Gesteira: "La fe-fidelidad de Jesús, clave central de la cristologÃa", en Gabino UrÃbarri (ed.) Fundamentos de teologÃa sistemática, Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003, p. 99). La fe de Israel y la de cada uno de los israelitas es indisocia-ble de la fidelidad de Dios a la alianza, el Dios "rico en misericordia y fidelidad" (Ex 34, 6). "A esta verdad-fidelidad (emet) divina responde sobre todo la fidelidad-confianza-fe (emuna) del creyente: y no como un mero asentimiento conceptual, sino como entrega radical en fidelidad personal y en respuesta a Dios como fidelidad absoluta él mismo" (o.c, p. 99). Es esta fe la que gesta en Israel la posibilidad de vivir el futuro como historia, en libertad y esperanza.
En dicho encuentro participarán estudiosos de ambos lados del Atlántico, entre los cuales figura Ricardo von Büren, decano de la Facultad de Ciencias JurÃdicas, PolÃticas y Sociales de la UNSTA.
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